¿Qué son las enfermedades Psicosomáticas?

publicado en: Psicología y Salud Sevilla | 2

Las enfermedades psicosomáticas pueden entenderse como aquellas enfermedades o alteraciones de la salud, que son originadas o agravadas por problemas de ámbito psicológico. Son aquellos trastornos o enfermedades en los que se ha descartado la existencia de un origen o de la influencia de factores de ámbito físico, o bien las anomalías físicas encontradas no concuerdan con la sintomatología física que refiere la persona.

Las enfermedades psicosomáticas son producidas por somatizaciones de la persona, es decir, cuando la relación existente entre mente-cuerpo, se ve alterada debido a emociones displacenteras o sentimientos negativos, situaciones que producen cambios importantes en su ciclo vital, duelos y pérdidas de seres queridos, etc., las cuales producen estrés en la persona, y que puede manifestarse en forma de síntomas o enfermedades físicas.

Las enfermedades psicosomáticas aparecen por emociones como la ansiedad, la ira o la angustia. Las emociones positivas nos generan sensación de alegría y de refuerzo, nos hacen fuertes. Las negativas nos debilitan.

En términos generales se entiende que una persona sufre somatizaciones cuando presenta uno o más síntomas físicos y tras un examen médico, éstos síntomas no pueden ser explicados por una causa puramente física. Además, pese a que la persona pueda padecer una enfermedad, tales síntomas y sus consecuencias son excesivos en comparación con lo que cabría esperar.

La ansiedad, el estrés y la depresión actúan sobre distintas hormonas, provocando cambios en nuestro organismo, que nos hacen más sensibles al dolor e influyen en distintas enfermedades. Se ha demostrado que las personas que padecen depresión presentan una debilitación del sistema inmunológico o de defensa, con lo que pueden enfermar con más facilidad o bien les puede ser más difícil recuperarse de ciertas enfermedades.

Existen experiencias somáticas positivas, con una respuesta orgánica que mejora nuestra salud general. Enamorarse, sentirse motivado por un trabajo¿Qué son las enfermedades Psicosomáticas? o disfrutar de una buena comida estimulan la misma zona del cerebro, el circuito placer-recompensa. Hacen que liberemos un neurotransmisor, la dopamina, que genera esa sensación positiva que se traduce en un bienestar general. También ocurre cuando somos amables, aunque la situación que vivimos sea en principio negativa y estresante. Ante la adversidad, con una actitud positiva también se obtiene una respuesta social positiva.

Pero cuando lo que ocurre en el entorno provoca emociones negativas, la activación de nuestro cerebro cambia. Se liberan otro tipo de neurotransmisores, como la noradrenalina o la serotonina. El cerebro los necesita para muchas de sus funciones, pero en su cantidad adecuada. Cuando se liberan en exceso, pueden acabar alterando el equilibrio de nuestro cuerpo y provocar respuestas negativas. Si no se resuelve la situación de emergencia o la forma de afrontarla, la dolencia se cronifica.

La forma en que se viven las situaciones y las emociones que las desencadenan depende, en buena parte, de la personalidad de cada uno. Por eso, pasar por un mal momento o que el entorno no acompañe no es suficiente para que todo el proceso de somatización se desencadene. Existen estudios comparativos que demuestran que personas que han padecido un infarto y que físicamente se recuperan de forma excelente vuelven a padecer otro si su personalidad no propicia una respuesta adaptativa ante la nueva situación.

Numerosas enfermedades están estrechamente relacionadas con el estrés: la úlcera, los problemas del corazón, depresión migrañas, gripes y problemas respiratorios, estreñimiento y otros problemas digestivos. Pero es posible que la mayoría de las enfermedades estén en alguna medida relacionadas con el estrés o factores psicosomáticos.

El estrés debilita el sistema inmunológico al secretar químicos como el cortisol con el propósito de redistribuir la energía del cuerpo a órganos que en una situación crítica requieren mayores recursos, como el cerebro y el corazón, suprimiéndose el sistema inmunológico. Cuando esto se repite mucho el cuerpo se vuelve vulnerable a todo tipo de ataques inmunológicos. El estrés también inhibe la producción de citocinas, las proteínas encargadas de regular los mecanismos de la inflamación (es por eso que el estrés retarda la sanación de las heridas).

De esta forma, el estrés (que en la actualidad se genera principalmente debido a la forma en la que la mente evalúa la realidad que lo rodea) es el factor central en provocar una corto circuito entre las respuestas reguladoras naturales del cuerpo y los mecanismos de «auto reparación».

Hay estadísticas y estudios que afirman que las enfermedades psicosomáticas son muy frecuentes; casi un 12% de la población europea sufre estas molestias y se considera que una cuarta parte de las personas que acuden médico de atención primaria presentan este tipo de enfermedades:

  • Dolor de espalda, 71%
  • Mareos, vértigos, 65%
  • Dolor en extremidades, 60%
  • Gases en el estómago, 52%
  • Dificultad al respirar, 50%
  • Palpitaciones, taquicardia, 49%
  • Dolor en articulaciones, 45%
  • Dolor en el pecho, 44%
  • Náuseas, 43%

Tras observar que la depresión, la ansiedad y el estrés, entre otros, son factores que influyen tanto el origen, el mantenimiento y la evolución de distintas patologías físicas, es más fácil comprender la influencia de nuestra mente sobre nuestro cuerpo y el papel del psicólogo en nuestras molestias físicas.

Es posible mejorar la calidad de vida de las personas que padecen enfermedades psicosomáticas entendiendo de dónde provienen las molestias físicas que sufren y cambiando aquello que las provocan: estrés, autoexigencias elevadas, vida etc.

Las personas que tienen algún trastorno psicosomático sufren a menudo mucha incomprensión social, ya que este tipo de trastorno se caracteriza porque las personas padecen afecciones físicas que no son consecuencia de ningún problema físico.

Lista de las 5 enfermedades psicosomáticas principales

1- Trastorno de síntomas somáticos

Las personas que sufren este tipo de trastorno suelen presentar varios síntomas físicos que le causan malestar y le impiden llevar a cabo las tareas de la vida diaria que antes llevaba a cabo.

La mayoría de las personas antiguamente diagnosticadas con hipocondría se incluirían ahora dentro de esta categoría.

Los síntomas pueden ser generales o específicos y, en ocasiones, son identificados como síntomas sensaciones normales (como la sensación de tener hambre) o síntomas de enfermedades leves (como un resfriado). El síntoma más frecuente en los pacientes que sufren este trastorno es el dolor.

Los síntomas físicos que sufren no tienen una explicación médica, pero esto no quiere decir que el trastorno sea irreal o que la persona se lo está “inventando”. El sufrimiento de las personas que sufren este trastorno es real por lo tanto es importante diagnosticarlo y tratarlo.

Por ejemplo, una persona sufre un infarto de miocardio leve que no le deja secuelas, una semana después empieza a experimentar síntomas somáticos como dolor de pecho o parálisis, estos síntomas no están causados por el infarto de miocardio, pero le provocan un malestar significativo, por lo tanto, la persona sería diagnosticada con un trastorno de síntomas somáticos.

Las personas con este trastorno tienen a estar muy preocupados por los síntomas que sufre y por la salud en general. Identifica estos síntomas de forma errónea como amenazadores, perjudiciales o molestos y son muy pesimistas en cuanto a su salud, pensando que les ocurre algo incluso cuando las pruebas indican que está físicamente sano.

Este tipo de personas suelen ir con frecuencia al médico, a menudo buscan una segunda opinión de varios médicos. Esto no ayuda a la persona ya que sigue pensando que le ocurre algo malo, aunque le digan lo contrario, además el realizar muchas pruebas diagnósticas y la toma de medicamentos pueden agravar los síntomas que siente.

2- Trastorno de ansiedad por enfermedad

El trastorno de ansiedad por enfermedad implica una excesiva preocupación por sufrir una enfermedad grave, aunque no se sienta ningún síntoma o los síntomas que se sufran sean leves. Algunas de las personas incluidas anteriormente en el criterio de hipocondría

Las personas que sufren este trastorno suelen acudir frecuentemente al médico y hacerse pruebas médicas en las que no se encuentran indicaciones de que el individuo sufra ninguna afección que puedan explicar su preocupación.

A diferencia del trastorno de síntomas somáticos, la angustia de las personas que sufren este trastorno no está provocada por síntomas, si no por una creencia irracional de que se sufre una enfermedad.

En algunas ocasiones refieren que sufren síntomas, pero estas son sensaciones físicas normales (p. ej., mareos) o un malestar que no puede asociarse con una enfermedad grave (p. ej., eructos).

Este tipo de personas suele alarmarse fácilmente cuando oyen que alguien de su entorno se ha puesto enfermo o alguna noticia sobre salud (por ejemplo, ver en un informativo de la televisión que se estén dando casos de alguna enfermedad como el ébola).

3- Trastorno de conversión

El trastorno de conversión, también denominado trastorno de síntomas neurológicos funcionales, se caracteriza por la presencia de uno o más síntomas que suelen ser motores o sensoriales que no pueden ser explicados por una enfermedad fisiológica.

Dentro del grupo de los síntomas motores se encuentran la debilidad o parálisis, los movimientos anormales (como el temblor o las distonías), las alteraciones de la marcha y la postura anormal de los miembros. Los síntomas sensoriales que pueden encontrarse están relacionados con la alteración o ausencia de la sensibilidad de la piel, la vista o el oído.

Las personas que sufren este trastorno pueden tener episodios parecidos a ataque epilépticos o al coma.

Otros síntomas frecuentes son la reducción o ausencia del volumen de la voz (disfonía/afonía), la articulación alterada (disartria), la sensación de nudo en la garganta (globo) o la visión doble (diplopía).

4- Factores psicológicos que influyen en otras afecciones médicas

En este apartado, lo fundamentales la ansiedad. La característica principal de este trastorno es la presencia de al menos un factor psicológico o conductual que produzca un daño clínicamente significativo y que influye en una afección médica empeorándola y aumentando la probabilidad de sufrir una discapacidad o incluso la muerte.

Entre los factores psicológicos que pueden afectar se encuentran el malestar psicológico, los patrones de interacción interpersonal, los estilos de afrontamiento y algunos comportamientos desadaptativos como la negación de los síntomas o la poca o nula adherencia a la terapia médica.

La ansiedad es uno de los factores psicológicos que más comúnmente afecta de forma negativa a enfermedades médicas. La ansiedad puede agravar enfermedades como el asma, enfermedades cardiovasculares o afecciones estomacales.

5- Trastorno facticio

Las personas que sufren este trastorno simulan signos o síntomas médicos o psicológicos, en ellos mismos o en otras personas. Normalmente, acuden al médico para “tratar” las afecciones que supuestamente tienen.

Algunos métodos que suelen usar estas personas son la exageración, la simulación o incluso la lesión. Por ejemplo, podrían simular síntomas de trastornos alimenticios no comiendo delate de su familia, pero sí a escondidas o podrían falsificar pruebas de laboratorio.

Seguir :

Psicólogo en Sevilla

Federico Casado Reina, Psicólogo colegiado AN-07920. Especialista en Psicopatología y Salud. Tlf: 655 620 045

2 comentarios

  1. Antonio rabanal

    Muy interesante y completamente de acuerdo en todo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.